Primera entrega de testimonios de nuestras y nuestros investigadores/as, con el propósito de visibilizar acciones y reflexiones de las humanidades y las ciencias sociales en este contexto.
Susana Ortale comparte su experiencia de participación en el Comité Interdisciplinario que asesora al gobierno de la provincia de Buenos Aires para la toma de decisiones sobre medidas de prevención y abordaje del COVID.
Antropóloga e investigadora desde hace más de 30 años en la FaHCE, opina que “como ningún otro problema transcurrido en los siglos XX y XXI, tantos aspectos cruciales de la vida fueron simultáneamente afectados, abriendo la puerta y ventana a la incertidumbre”.
Subraya que “el COVID extremó la visibilidad de una crisis mundial sistémica”; que “se debe destacar la enorme capacidad de respuesta de la ciencia tan subestimada y vapuleada en otros periodos por otros gobiernos” y que “ha interpelado a todos los campos de conocimiento”.
La investigadora aportó información sobre situación social y condiciones de vida, particularmente de zonas de sectores vulnerables de la provincia de Buenos Aires, de distintos municipios y regiones. Se basó en fuentes secundarias y en conocimiento empírico por trabajar desde hace muchos años en centros de salud, barrios, organizaciones barriales, en escuelas del Gran La Plata.
Explica: “a partir de la iniciativa de la Comisión en Ciencias Sociales del MinCyT, las Universidades y Centros de Investigación emprendieron distintas respuestas en articulación con organizaciones barriales, referentes territoriales, municipios. Se activó la articulación ente la investigación, la extensión, la interdisciplina. Se desencadenó rápidamente un trabajo interinstitucional. con niveles crecientes de complementariedad”.
Y agrega: “A las Ciencias Sociales nos interpela particularmente el COVID. Esta interpelación va más allá de la enfermedad que atraviesa todo nuestro campo de conocimiento. Más allá de la gravedad, más allá de la escala constituye un acicate para fortalecernos en modalidades de trabajo más integradas, pensadas en términos de su utilidad, de su capacidad de transferencia, de apropiación, de previsión”.
Concluye como desafío, “asumir un mayor compromiso con nuestro deber público, no sólo de generar conocimiento, de estimular la imaginación, desarrollar la curiosidad, sino fundamentalmente participar de los problemas actuales con responsabilidad académica y con responsabilidad social; asumiendo riesgos, de ubicarnos más fuertemente y están las posibilidades dadas, en el centro de los debates públicos -intensos por cierto- sin temor a tomar posiciones y a generar controversias”.