“El conflicto es mucho más profundo que la mirada de la propaganda occidental”

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A un año del comienzo del conflicto armado, Gabriel Merino brindó definiciones en TV Pública Noticias 

“Si hay un antecedente clave, es cuando George Bush anuncia en 2008 la intención de incorporar a Georgia y a Ucrania a la OTAN, el conflicto es mucho más profundo que esa mirada de la propaganda occidental que hay una invasión.”

El investigador del Centro de Investigaciones Socio-Históricas (CISH) también participó del programa Abro Hilo conducido por Sol Despeinada y Juan Manuel Cafferata donde se explayó sobre las implicancias geopolíticas, económicas y socio-humanitarias.

“Los medios hegemónicos consideran a la guerra entre Rusia y Ucrania como una invasión, sin embargo podría verse de otra forma, como una guerra defensiva frente al avance de la OTAN y frente a los límites que la OTAN no respetó en los últimos tiempos. Los medios occidentales o hegemónicos dominantes claramente son un arma fundamental en la actual guerra.”

“En la guerra lo primero que se pierde es la verdad.” El investigador opina que la propaganda dominante dice: ‘Si Rusia invadió, Rusia es el malo de la película’. Pero cuando vemos la película completa es bastante más complejo. Desde la propia caída de la Unión Soviética hay una idea en las élites políticas intelectuales de occidente y particularmente en Estados Unidos de debilitar estructuralmente a Rusia como jugador geopolítico y geoestratégico; aprovechar esa debilidad post caída del muro para lograr entre otras cuestiones avanzar con la OTAN hasta sus fronteras para que Ucrania y Bielorrusia no queden bajo la influencia de Moscú.

En 1996 comienza el avance de la OTAN, 40 intelectuales y políticos estadounidenses importantes sacan una carta pública diciendo que esto era un grave error (entre otros el famoso Kennan, protagonista
durante la Guerra Fría). Así todo se impone la línea de avance local, la línea de expansión de esa Alianza hasta las fronteras con Rusia en plena época y auge del mundo unipolar.

“Hay un conflicto muy fuerte al interior de Ucrania, entre la población del Este pro-ruso, que habla ruso, étnicamente rusa y ligada a la economía rusa; y por otro lado la población occidental con una idea más de relacionamiento con la Unión Europea y Estados Unidos.”

Merino señala tres principios geoestratégicos claves desde las élites occidentales para entender este conflicto y sobre todo desde Washington. Uno debilitar estructuralmente a Rusia como jugador, y sin Ucrania se considera que Rusia no puede ser una potencia mundial o un pueblo de poder mundial. El número dos es dividir Rusia-Alemania, impedir una alianza euroasiática. Por ejemplo el fin de la construcción del Nord Stream 2 en 2021 lo cual disparó señales de alarma en Washington. La tercer premisa es mantener la subordinación estratégica o impedir un avance de la autonomía estratégica de Europa con respecto a Estados Unidos.

“También Rusia tiene sus razones: como mantener la influencia en el espacio pos-soviético, desarrollar alianzas euroasiáticas de tendencia contra hegemónica con China, con La India, incluso hasta con Alemania e ir hacia un orden multipolar. De hecho. Merino subraya que el conflicto empieza en 2014 y no en 2022, que hubo 14.000 muertos en ese proceso de guerra anterior al que se abre a partir de febrero de 2022.

¿Se puede considerar que esta guerra es una guerra entre otras entre Rusia y Estados Unidos?

“La guerra en Ucrania articula tres conflictos: uno es al interior de Ucrania, una situación de guerra civil o guerra en el Este, conflicto híbrido porque de un lado está Rusia sosteniendo a la población pro-rusa, incluida culturalmente, versus el ala pro-occidental de Ucrania. El segundo entre Rusia y la OTAN y la jefatura de la OTAN que es Estados Unidos o el polo de poder anglo-estadounidense (de hecho se
observa la presión de Estados Unidos sobre los intentos de Francia y de Alemania para evitar el conflicto, cuando Rand Corporation recomienda en 2019 profundizar la guerra económica, aumentar la ayuda bélica a Kiev para desequilibrar a Rusia. Una idea de avanzar en ese sentido que viene de la administración Biden porque en la administración Trump tenía otros objetivos más ligados a Irán y no tanto a Rusia. Hay una tercera dimensión que es la disputa entre el viejo orden unipolar en la jerarquía máxima del poder mundial versus los poderes emergentes que quieren o que buscan
redistribuir el poder mundial y redistribuir la riqueza la división del trabajo mundial. Esta tensión se
cristaliza bastante bien entre el viejo G7 (Grupo de las viejas potencias dominantes) frente a la
emergencia de los BRICS (Brasil Rusia India China Sudáfrica). Tensión entre ese viejo orden unipolar y el
nuevo orden multipolar.

¿De qué manera juega China?

“China es el gran colchón estratégico de Rusia” define Merino. “La guerra económica contra Rusia
hubiese tenido un efecto mucho más contundente y no lo tiene tanto porque Rusia encuentra compradores de sus hidrocarburos por ejemplo en China, en la India y en ese mundo que se abre. China junto a Rusia vienen construyendo esta idea de un mundo multipolar desde 1997 como respuesta a
la expansión de la OTAN. Por ejemplo en 2001, cuando lanzan en conjunto la organización para la cooperación de Shanghái junto con los países de Asia Central como Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán. También en los BRICS, se lanza un espacio de potencias emergentes en 2009 que inicia en 2006, post crisis el 2008. También en los acuerdos que se conocen acá como nueva Ruta de la Seda, suponen otra economía mundial, otra forma organizar las relaciones interestatales a nivel mundial que propone China con una cantidad enorme de recursos.

“China es un jugador fundamental porque se está volviendo una gran potencia mundial y vemos el tránsito en este momento de una semiperiferia industrial a ser un gran centro y una gran potencia mundial. Eso pone en crisis completamente el viejo orden y ahí confluyen intereses con Rusia. Este conflicto ha acelerado este ordenamiento multipolar, el acercamiento entre China y Rusia se puede ver en muchos planos; un tema sensible parece que es por ejemplo la idea de proponer otro sistema de pagos internacionales, importante porque si hay un lugar donde todavía mantiene cierta supremacía occidente es en el sector financiero no así en el sector productivo.

El PBI industrial de China es de 4 trillones de dólares. El PBI industrial de China equivale al de Alemania Japón y Estados Unidos juntos (los tres países que eran el núcleo de las industriales del viejo orden) China desde 2019 es el principal país de solicitud de patentes tecnológicas y de los 10 principales bancos del mundo por activos, 4 son chinos y los cuatro estatales. Muestra otro modelo de crecimiento

Donde todavía tiene primacía Estados Unidos es con el dólar y de hecho lo utiliza como arma en la guerra económica, lo que genera en países como Rusia y China iniciativas para resquebrajar esa primacía.

¿Cómo afecta la guerra a Latinoamérica y a la Argentina? 

Hay un mundo que se va a regionalizando, primer dato fundamental. En este mundo que se regionaliza, la clave es construir un bloque propio, un polo propio, para participar de este creciente mundo multipolar y no quedar expuestos a presiones geopolíticas, procesos de subordinación o de periferialización. Cuanto más conflicto hay, más se profundiza esta transición del poder mundial y ahí la relación Argentina-Brasil, el Mercosur, recuperar UNASUR se vuelve fundamental. También es clave que desde el 2008 o 2010 vemos una crisis total de los modelos neoliberales o de globalización financiera neoliberal. Se observa una excesiva financialización en el norte global, particularmente en Estados Unidos y frente a eso es fundamental impulsar los grandes proyectos nacionales de desarrollo. Quedar atrapado en ello es un problema para nuestras economías y para nuestra sociedad porque implica transferencia de los sectores de la producción de trabajo al capital financiero y del sur hacia el norte.

Toda guerra dispara los precios en los commodities o las materias primas. Los periodos de guerra coinciden con alto precio porque hay que asegurar el abastecimiento de materias primas esenciales. Eso brinda una oportunidad pero también es un desafío porque hay materias primas que sí produce Argentina y otras que no, por lo que podría haber desequilibrios. También la discusión es por quién se beneficia de esos precios extraordinarios, discusión que es por la distribución de la renta,
como un enclave productor de materias primas, como periferia o en otro entramado productivo, de
desarrollo nacional y regional con capacidades tecnológicas propias, dominando segmentos clave de la
producción y la comercialización. Eso también es una una discusión muy importante.

Otra discusión importante es ver que a Argentina junto con la región y conservando su soberanía y autonomía relativa le conviene un mundo multipolar. Tiene que apostar por un multilateralismo
porque un mundo multipolar que le da más margen de maniobra, le permite tener una enorme oportunidad de vender productos al Asia-Pacífico-Índico, que es la gran zona de desarrollo, obtener inversiones en la economía real y no meramente financieras especulativas. Para eso hay que construir margen de maniobra y avanzar en esta idea de un multilateralismo multipolar.

Por último, se puede señalar como importante en estos conflictos en nuestra guerra que hoy en esta transición histórica que hay que desarrollar capacidades en seis áreas fundamentales que nos darían una oportunidad histórica importante y que si no se desarrollan puede generar empobrecimiento y preferencialización. Uno lo tecnológico productivo, inversión en ciencia y tecnología. Dos, en lo financiero monetario y ahí entra lo de la moneda común como fundamental en un sistema financiero regional,. Tres, control de recursos naturales y rentas de su desarrollo. Cuatro, desarrollo de medios de comunicación y plataformas de información y comunicación propias soberanas, con miradas autónomas. La quinta cuestión son los sistemas de defensa común y ahí también a nivel regional pensar una defensa común. Y la sexta dimensión es potenciar las matrices de pensamiento y las matrices culturales propias argentinas y latinoamericanas como argamasa fundamental de la construcción de una región y de un bloque propio.

La guerra pone sobre la mesa la necesidad avanzar en estas seis áreas claves como país y como región

Miembro del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), Co-coordinador del grupo de trabajo de CLACSO “China y el mapa del poder mundial”. Director del proyecto de Investigación y Desarrollo “El Atlántico Sur y sus relaciones con otras regiones de interés geopolítico mundial”