La materialidad de la escritura- Libro de resúmenes

695

PARTICIPANTES

 

Mariano Bonanno (Investigador independiente)

Rodrigo Cabrera (UBA)

Laura Iamarino (IMHICIHU-CONICET)

Luisa Prietro (UBA),

Pablo Sarachu (IdIHCS-CONICET/ UNQ)

Leila Salem (IdIHCS-CONICET)

Mariano Spléndido (IdIHCS-CONICET)

 

ORGANIZA

 

PPID/H006 La materialidad de la escritura: los textos para la construcción de la memoria en el Mediterráneo antiguo

Directora: Leila Salem (IdIHCS-CONICET)

Co-director: Mariano Spléndido (IdIHCS-CONICET)

 

FECHA

 

14 y 15 de Octubre | 14HS | Zoom y transmisión en vivo por Youtube

 

Los ladrillos funerarios de renacimiento.

Un aporte para entender su significación simbólica
Mariano Bonanno

Investigador Independiente

mariano.bonanno@bue.edu.ar

 

La Declaración 151 del Libro de los Muertos alude a distribución de cuatro ladrillos en los cuatro puntos cardinales de la cámara de embalsamamiento para garantizar el acceso del difunto al Más Allá. En efecto, las secciones d-g del papiro de Nu, por ejemplo, son explícitas en cuanto al modo en que cada uno de ellos debe disponerse en la cámara, sus materiales, ubicación y recitaciones correspondientes.

Indudablemente, estos dbt o Dbt que traducimos como “ladrillos de nacimiento”, no sólo poseen un significado ritual en aquel contexto, sino también conllevan una carga ritual contenida en la literatura funeraria previa al Libro de los Muertos y que se vincula con los cuatro puntos cardinales. Junto a estos ladrillos se colocaban cuatro figuras amuléticas asociadas a cada uno de ellos, con sus correspondientes conjuros. Colocar ladrillos y amuletos en las paredes de la tumba fue uno de los métodos para protegerla. Las amenazas para el difunto podían ser generales o más específicas y es probable que el concepto egipcio de pars pro toto significara que se enfrentaba a una amplia gama de peligros por este medio. Lo que aquí se propone es un análisis del simbolismo de las cuatro figuras asociadas a los ladrillos así como la posibilidad de asimilar una de estas figuras al difunto mismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Materialidad, artefactualidad y etimografía de la escritura.

Un análisis de la documentación administrativa durante la III Dinastía de Ur

 

Rodrigo Cabrera

Facultad de Filosofía y Letras,

Universidad de Buenos Aires

cabrera.pertusatti@gmail.com

 

En la presente comunicación, proponemos un abordaje sobre las formas de construcción documentales durante la III Dinastía de Ur en Mesopotamia, considerando los conceptos de “materialidad”, “artefactualidad” y “etimografía” de la escritura.

En primer lugar, proponemos dar comienzo con una breve aclaración sobre cómo discutiremos aquí algunos vocablos. En el ámbito de las Ciencias Humanas, el término “materialidad” si bien está emparentado lexicográficamente a los lemas “materia”, “material”, “materialización” y “cultura material”, no refiere ni es análogo a ninguno de los cuatro de forma exacta[1]. Tal como lo hemos planteado en otras instancias para el caso de los Estudios Orientales (y, en especial, para la Asiriología)[2], la materialidad es un proceso relacional concerniente a las condiciones de producción, circulación y almacenamiento de las cosas/objetos, y, de este modo, con él se apunta a la conexión y al movimiento de mutua reciprocidad o co-constitución entre objeto/s y sujeto/s.

En el tránsito entre la palabra y la escritura, el cual es efímero, automático e inconsciente, está la praxis social que vehiculiza esa instancia de contacto o de “inscripción”, en términos derrideanos. Es a partir de esa intersección liminal cuando se manifiesta, desde nuestra perspectiva, la materialidad de la escritura, la cual se halla inscripta en el paisaje. Los tres elementos constitutivos de este último (lugar/es, cosa/s y persona/s) dan forma a la materialidad, en calidad de acción vincular. En ese sentido, la cosa escrita y su respectivo soporte se co-constituyen bajo la forma de un documento, el cual es reproductor de un tipo de habitus.

Asimismo, la escritura puede pensarse como una forma de artefactualidad que cristaliza una parte de la cosa enunciada (pero nunca dará cuenta de su totalidad). En conexión con este último punto, nos preguntamos: ¿Qué lugar ocupa la escritura? ¿Es la escritura una “cosa” u “objeto”? ¿Podemos hablar de una condición artefactual o de la artefactualidad de la escritura? Si recuperamos la noción de objetivación hegeliana, en el cual humanos y cosas se co-constituyen en el proceso de producción de los objetos, la escritura también involucra un marco de autoafirmación subjetiva, diferente al terreno de la oralidad. En el contexto deconstructivo del giro cultural-material (material-cultural turn), algunos autores han planteado un análisis del registro arqueológico de igual modo que un texto, y, de esta forma, susceptible de ser entendido como un sistema de signos que admite una o varias lecturas.

Finalmente, en relación a las nociones de materialidad y artefactualidad, se encuentra la idea de “etimografía” (Etymagraphie) formulada inicialmente por Jan Assmann (2012) en relación a la tipografía (Schribildlichkeit) particular del jeroglífico. A propósito, la redacción de textos administrativos realizados en arcilla durante la III Dinastía de Ur demandó el empleo de un registro paleográfico, diferente al utilizado en otras tipologías documentales de otros períodos e, incluso, durante la misma época.

Los tres conceptos mencionados (materialidad, artefactualidad y etimografía) serán discutidos en relación a las diferentes tramas comunicativas y de qué manera la escritura cuneiforme se erigió en un instrumento para la transmisión de una memoria textual en lengua sumeria. En particular, nos interesa de qué manera la documentación administrativa de la III Dinastía de Ur recuperó contenidos específicos que tenían su origen en las psicodinámicas de la oralidad, tanto en lo referente al registro oral de la palabra como así también en cuanto a la proxémica. Además, consideramos ineludible la reconstrucción de las prácticas sociales, las cuales incluían los diferentes archivos cuneiformes del período, tanto en lo referente a la producción, como a la circulación y el almacenamiento de los documentos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La intervisibilidad como estrategia discursiva en la necrópolis tebana durante el período de Amarna

 

María Laura Iamarino

Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas/ CONICET

mlauiamarino@gmail.com

 

Los paisajes dedicados a prácticas funerarias, en su carácter de espacios aptos para la celebración de rituales, debieron contribuir a la “creación de atmósferas” y a la “recreación de escenarios” (Balandier 1994; Moore 1996; Rick 2006) de modo que fuesen captados por los sentidos. En ese marco, las tumbas se transformaron en una vía de materialización de discursos transmitidos y percibidos sensorialmente. Cada estructura estuvo inmersa en una “atmósfera” sensorial conformada por componentes principalmente visuales, pero también auditivos, olfativos y gustativos (Manzi y Pereyra 2014), los cuales quedaron plasmados en la decoración parietal y en las inscripciones jeroglíficas de las tumbas.

La intervisibilidad se torna relevante para el estudio del paisaje de la necrópolis dado que toda práctica espacial previsiblemente produce efectos visibles sobre el entorno (Criado Boado 1989). Además, la ausencia o presencia de algún elemento del paisaje dentro del alcance visual de los actores puede estar vinculada con la intención de hacer visible o invisible ciertos aspectos sociales. La transmisión de los discursos que circularon durante el periodo de Amarna fue emitida por la realeza y las élites y suponía un otro que operó como receptor, cuyas actitudes y acciones se buscaban orientar (Bradley 1999).

En tanto parte de la construcción de los paisajes de la necrópolis, las visuales de y desde las tumbas pueden (y deben) ser entendidas en conjunto con el contenido escrito e iconográfico situado en estos monumentos. Por ello, se analizará la ubicación de las tumbas asignadas a nobles de la elite durante el reinado de Akhenatón (Amenhotep IV) y los reinados inmediatamente previos y posteriores. Estas se relacionarán con sus conexiones visuales y de cercanía con otros monumentos y estructuras (como templos de millones de años y vías procesionales) así como con la información escrita e iconográfica provista por las tumbas acerca de las ubicaciones espaciales y aspectos visuales de los diferentes monumentos.

 

Bibliografía

Balandier,G. 1994. El poder en escenas: de la representación del poder al poder de la representación. Barcelona, Buenos Aires & México: ediciones PAIDOS.

Bradley, R. 1999. An Archaeology of Natural Places. London & New York: Routledge.

Criado Boado, F. 1989. Arqueología del Paisaje y Espacio Megalítico en Galicia. Arqueología Espacial, 13: 61-117. Teruel: Colegio Universitario de Teruel.

Manzi, L. y Pereyra, M. V. 2014. El banquete funerario Fiesta del Valle en Tebas occidental. Revista electrônica de Antiguedade, 7(2):238-259.

Moore, J. 1996. Architecture and Power in the Ancient Andes: The Archaeology of Public Buildings, New Studies in Archaeology. Cambridge: Cambridge University Press.

Rick, J. 2006. Un análisis de los centros ceremoniales del Periodo Formativo a partir de los estudios en Chavín de Huántar. Boletín de Arqueología de la PUCP, 10: 201-114.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De esclava y mujer a madre y hermana;

materialización de la reconfiguración de identidad en los relatos martiriales de Blandina y Perpetua.

Un análisis sistémico.

Luisa Prieto

Facultad de Filosofía y Letras,

Universidad de Buenos Aires

luisaprieto91@gmail.com

 

Los grupos marginales fueron muy importantes en la expansión del cristianismo; dos de ellos, los esclavos y las mujeres tuvieron gran relevancia al interior de estas primeras comunidades seguidores de Cristo debido a la transformación de su identidad en la fe, pues todos eran hijos de Dios sin importar su status social, su género o incluso, su nacionalidad. Esta situación permitió una expansión masiva de la naciente religión en estos grupos, lo que llevó a la necesidad de integrarlos en una nueva identidad colectiva. Los relatos martiriales tuvieron una función muy importante en ello, ya que los autores materializaban la construcción de una nueva identidad cohesiva mediante el ejemplo que daban sus protagonistas en medio de un contexto del que necesitaba diferenciarse.

Muchas disciplinas se han encargado de estudiar la esclavitud y género en los primeros seguidores de Cristo, pero ver esta transición entre la identidad social y la identidad de la fe requiere de un enfoque que contemple todas las variables que influyen, pero también cómo este fenómeno afectó a su entorno en retroalimentación. Es por esto que se requiere de un marco teórico que funcione en complejidad como el sistémico.  El pensamiento sistémico es un paradigma multidisciplinar planteada por primera vez por Von Bertalanffy en La teoría general de los sistemas (1976). Un sistema, es un grupo de elementos o individuos interrelacionados entre sí con un objetivo en común que interactúan y se relacionan, está definido no solamente por los elementos que lo componen sino por el tipo de relación que mantienen entre ellos, dichas dinámicas le dotan de identidad, a su vez que para diferenciarse de su contexto establecen límites que regulan el intercambio de información con este, según la naturaleza propia del sistema. Este último tiene organización interna (sus miembros tienen roles, funciones y jerarquías) y se caracterizan por estar contenido dentro de macro-sistemas, y a su vez contiene subsistemas; estos pueden ser abiertos (intercambian información con su entorno). El pensamiento sistémico intenta abordar la explicación de los sistemas abiertos para desarrollar una teoría general de cómo se organizan los sistemas complejos que las ciencias estudian; es decir, el autor busca describir formalmente cómo se producen las interacciones en un sistema complejo para tratar de entender los principios que los ordenan, sin abordar la complejidad específica de cada objeto: el autor busca describir e identificar leyes que sean comunes y similares que permiten explicar diversos objetos complejos que la ciencia atiende. Propone que los objetos de estudio no deberían analizarse de manera individual o aislada, sino como una interrelación de elementos, de tal modo que no puede conocerse a un individuo o elemento si no se conoce el sistema en el que está inmerso.

 

El presente trabajo tomará como sistemas a cada uno de los relatos Martirio de Lyon y Viena del libro V de Eusebio de Cesarea y Passio Perpetuae et Felicitatis, para analizar a profundidad cuáles eran las dinámicas de relación, organización interna, estructura, funciones roles y jerarquías que los autores querían expandir a través de los manuscritos, materializando una nueva identidad cohesiva, reconfigurando la identidad del esclavo y la mujer transformándolas a un nuevo lugar performatico de ideal que represente a los cristianos. Este ejercicio de materialización influye radicalmente en esta construcción narrativa identitaria y es mediante un análisis desde la complejidad, con una perspectiva no lineal sino multicausal que puede darse una nueva y mejor comprensión sobre este fenómeno.

 

Bibliografía

Pomeroy, S. (1989). Diosas, rameras, esposas y esclavas. Mujeres en la Antigüedad clásica. Madrid: Akal

Spléndido, M. A. (2013). La esclavitud en las primeras comunidades cristianas: Práctica, discurso y controversia [en línea]. Tesis de posgrado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica.Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.797/te.797.pdf

Theissen, G. (2002). La religión de los primeros cristianos. Salamanca: Ediciones Sígueme.

Von Bertalanffy, L. (1976). Teoría general de los sistemas. Editorial Fondo de Cultura Económica. México.

Wiener, N. (1969). Cibernética y sociedad: el uso humano de los seres humanos; Ed. Sudameicna, Argentina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Martini nomen et gloriam sparge per populos.

Sulpicio Severo y la primera circulación de sus escritos

 

Pablo Sarachu

Centro de Estudios de Sociedades Precapitalistas

Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales/ CONICET

Universidad Nacional de Quilmes

pablosarachu@yahoo.com.ar

 

La obra de Sulpicio Severo está dedicada principalmente a la promoción del culto de Martín de Tours, considerado por muchos como el fundador del monastisismo en la Galia. Ahora bien, la observación más atenta de este último fenómeno ha revelado más bien una heterogeneidad de experiencias ab initio, muchas de ellas influenciadas por desarrollos previos y contemporáneos en Oriente –y en particular en Egipto. De hecho, Sulpicio interviene en ese contexto diverso y controvertido defendiendo las prácticas de su maestro (en la Vita Martini, las tres epístolas que nos han llegado y en el Gallus). En este trabajo analizaremos las estrategias desplegadas por Sulpicio y su entorno para la reproducción y puesta en circulación de sus escritos, momentos imprescindibles para la difusión de una obra en las condiciones editoriales del mundo mediterráneo antiguo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ni tekton ni skenopoios:

la eliminación de las profesiones de Jesús y Pablo en P45 y el Codex Bezae

 

Mariano Spléndido

Centro de Estudios de Sociedades Precapitalistas

Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales/ CONICET

marianosplendido@gmail.com

 

La inserción del cristianismo en la cultura letrada grecorromana habría tenido sus repercusiones en los manuscritos de los tratados y cartas que conformaban la literatura sectaria. En tanto la nueva fe se amoldaba a las sensibilidades del público receptor en las ciudades del Mediterráneo, la información sobre algunas de sus figuras más representativas conocía ciertas alteraciones. En el caso de Jesús, su oficio de tekton, mencionado en Mc 6.3, habría sido corregido en la transmisión textual, tal como atestigua el papiro Chester Beatty. En este se lo designa como ὁ τοῦ τέκτονος υἱός, armonizándolo con Mt 13.55. Algo similar ocurre en el códex Bezae con el fragmento de Hch 18.3, donde la profesión común de Pablo y el matrimonio de Aquila y Priscila, σκηνοποιοὶ, no es nombrada. Con este trabajo proponemos analizar esta actitud evasiva hacia la transmisión del dato artesanal como una estrategia consciente de algunos escribas en el contexto de ciertas críticas gentiles que descalificarían a los cristianos por su extracción social y el ejercicio de profesiones consideradas degradantes.

 

Bibliografía

Harris J. R. 1891. Codex Bezae: A Study of the so-called Western Text of the New Testament. Cambridge: University Press.

Hurtado, L. W. 2004. P45 and the Textual History of the Gospel of Mark, in Horton, c. (ed.) The Earliest Gospels: The Origins and Transmission of the Earliest Christian Gospels–The Contribution of the Chester Beatty Gospel Codex P45, London: T&T Clark International, 132–48.

Huston, H. W. 1955. “Mark 6 and 11 in P45 and in the Caesarean Text”, Journal of Biblical Literature 64.4, 262–271.

Klijn, A. F. J. 1959. “A Survey of the Researches Into the Western Text of the Gospels and Acts (1949–1959)”, Novum Testamentum 3.1–2, 1–53.

Rius-Camps, ‎J. and Read-Heimerdinger, J. 2007. The Message of Acts in Codex Bezae (vol 3).: A Comparison with the Alexandrian Tradition: Acts 13.1-18.23. Vol III. London: T&T Clark.

 

 

 

 

Nacer en el Más Allá.

Una reinterpretación de los ladrillos mágicos desde la materialidad

 

Leila Salem,

Centro de Estudios de Sociedades Precapitalistas

Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales/ CONICET

leilasalemunlp@gmail.com

 

En tumbas reales y privadas del Reino Nuevo en el Egipto faraónico, específicamente a partir del reinado de Amenofis II, se colocaron en la cámara mortuoria cuatro ladrillos mágicos dentro de nichos debajo de ella, al lado del sarcófago o a unos veinte centímetros del techo. En algunos casos, como lo es en la tumba de Tutankhamon, se han preservado los ladrillos propiamente dichos, pero en otros casos solo se supone su colocación a partir de la existencia del nicho. Cada uno de los ladrillos, la gran mayoría de ellos fabricados de barro no cocido, debían ser colocados en la cámara funeraria orientados con los puntos cardinales, esto si se seguía la propuesta del capítulo 151 del Libro de los Muertos (papiro de Hepres UC7100; TT96, tumba de Sennefer). Así, en el muro norte mirando al sur se colocaba un ladrillo con una figura momiforme de madera sobre él; en el muro sur con dirección norte un ladrillo con una antorcha roja encendida; en el muro oeste mirando hacia el este un ladrillo con un pilar-Djed; y en la pared oeste con dirección este un ladrillo con una figurilla de arcilla sin cocer del dios Anubis. Es decir, para su análisis hay que considerar al ladrillo con la figura sobre el como un conjunto único dentro del equipamiento mortuorio. Si bien el capítulo 151 del Libro de los Muertos se han detectado algunas diferencias entre el ideal de enterramiento y la evidencia material encontrada en las cámaras mortuorias (Régen 2010; Roth y Roehrig 2002:125). Estos ladrillos se han estudiado en asociación con los ladrillos de nacimiento dbt que eran utilizados en el contexto del parto. De ahí que se desprende un significado de protección para el difundo en el contexto de su renacimiento en el más Allá (Roth y Roehrig 2002).

En este trabajo se propone un análisis de este conjunto de objetos a partir de una perspectiva teórica enmarcada dentro de la materialidad. Si bien algunos trabajos ya se han propuesto en este sentido (Franzmeier 2010), creemos que algunos puntos aún pueden ser revisados, incluso porque éstas tienen dificultades desde la conceptualización teórica. Entendemos

por materialidad a la relación dialéctica entre el objeto y los sujetos, esto es entre la cultura material y las relaciones sociales. La materialidad, lo que implica a los objetos por medio de su fisicalidad, actúan en la estructuración de la acción humana, es decir que tienen una capacidad de operar e incidir sobre la realidad (Rede, 2018). Según lo desarrolla Meneses (1983, p.113) esta no es una relación unidireccional, sino que hay que comprenderla dentro de relaciones mutuas más complejas. Por un lado, es un producto, es decir un resultado material de la acción humana. Por otro lado, un soporte conductor o vector de las relaciones concretas entre individuos.

A partir de esta postura teórica es que se abren algunos interrogantes y perspectivas de análisis en relación a los ladrillos mágicos y sus objetos asociados colocados en las tumbas del Reino Nuevo. En una sociedad mítica en la cual es indisoluble lo material con la naturaleza y las relaciones humanas, nos preguntamos cómo los ladrillos permiten comprender las prácticas sociales en el contexto mortuorio, específicamente la acción ritual que a través de ellos se ejecuta y se concreta. Nos preguntamos qué características materiales y físicas de estos objetos — mediados por su significado, la protección— explican una relación entre el difunto y su expectativa individual y social de renacer en el Más Allá. Por último, nos resulta significativo repensar estos objetos que son parte de la culta material dentro de su contexto histórico específico, su historicidad. Además, aquello que se ha denominad como “biografía de las cosas” que permite tener en cuenta la vida social de los objeto con sus sucesivas mutaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1]Cf. discusiones sobre ello en Appadurai, 1986; Tilley, 1990; Rede, 1996; Rede, 2000-2001; Olsen, 2003; Tilley, 2004; Miller, 2005; Meskell, 2005; Ingold, 2007; Hicks, 2010: 25-98; Hodder, 2011; Rede, 2018; entre otros.

[2] Cabrera, 2017: 6; Cabrera, 2019a: 11 ss.; Cabrera, 2019b: 29-30 et passim; Cabrera, 2020: 146-147; Cabrera & Salem, 2020: 149 y 152 ss.